Moda victoriana es un término muy amplio que no define per se un estilo en concreto. El reinado de la reina Victoria comenzó en 1.837 y se extendió hasta su muerte en enero de 1.901 siendo uno de los más largos de la historia. En plena revolución industrial el estilo varió vertiginosamente en comparación a los siglos anteriores y hay diferencias muy significativas de una década a otra.
En esta entrada me centraré en la moda de los años 1.890 donde, ya os aviso, las protagonistas absolutas son las mangas.
No más polisones, gracias!

En las décadas anteriores a ésta el polisón tuvo sus momentos de gloria y olvido pero en 1.892 desapareció para no volver jamás. Los grandes traseros (y las dificultades para sentarse) dejan de estar de moda y las faldas adoptan forma de A, marcando el talle y cayendo rectas desde las caderas. Estas bell skirts o faldas campana serán las protagonistas de la década hasta 1.897 -98 cuando la silueta vuelve a cambiar. Será el preludio de la era eduardiana donde las faldas se estrechan a partir de las caderas para terminar en un gran vuelo que podía medir fácilmente más de 4 metros.
Mangas, por favor!
Dicen que las modas vuelven y no hay mayor verdad. En esta década de 1.890s la atención se desvía de las caderas a las mangas y se da un revival de las enormes mangas propias de los 1.830s llamadas «pierna de cordero» por su característica forma ajustada hasta el codo y exagerada por encima de éste.
Las mangas estrechas de copa alta de los primeros años comienzan a ganar volumen a partir de 1.892 alcanzando su máximo en 1.895. Dependiendo del tipo de tejido en ocasiones se requería de soportes internos y del forro ajustado al brazo sobre el que se montaba la tela exterior. Hacia el final de la década las mangas se desinflan y para 1.898 solo conservan el abullonado superior a veces conseguido con volantes superpuestos. Ay… me parecen tan coquetas estas últimas ♡♡♡






Obviamente los abrigos adoptaron estas mismas mangas para poder llevarse sobre los trajes pero esto no resultaba del todo cómodo y por ello las capas ganaron gran popularidad hasta mediados de la siguiente década cuando pasaron de moda.

Las capas podían ser largas hasta casi el suelo, cortas por la cadera o cubrir únicamente los hombros y algunas presentaban, sobre todo al final de la década, cuellos altísimos. Dependiendo de su finalidad y época del año se confeccionaban en terciopelo, lana o incluso seda y se decoraban profusamente con bordados, encajes o volantes.


Hasta aquí este resumen de la ropa más formal de la época. En una futura entrada hablaré de la moda victoriana deportiva y de como algunos hombres intentaron por todos los medios, y sin éxito, que las mujeres no montásemos en bicicleta.