Ha habido pocas épocas en la historia en las que el luto se haya llevado tan en serio. La reina Victoria enviudó de su amado Alberto cuando éste contaba con tan solo 41 años y vistió de luto el resto de su larga vida. Esto marcó tendencia en todas las clases sociales y dio lugar al crecimiento de un próspero negocio dentro del sector de la confección enfocado a la moda durante el duelo. En este artículo te cuento cosas sobre el luto en la era victoriana y te enseño mi nuevo traje.
Muestra tu dolor
Si algo caracterizaba la época victoriana eran las rígidas normas sociales, la moral y el qué dirán. Y con la reina Victoria y su eterno luto como referente nadie quería ser señalado por no llorar lo suficiente a su ser amado. Las normas en cuanto a la duración y el atuendo eran complicadas y variaban según sobre quién se aplicasen y cual fuese su relación con el finado. Y adivinad qué? Eran mucho más estrictas sobre las mujeres que sobre los hombres.
El luto más largo se aplicaba a las viudas y éste duraba 2 años y medio frente a los 3 meses que duraba para los viudos. Y es más, un hombre podía volver a casarse durante ese tiempo y su nueva esposa se vería obligada a guardar luto también. En cuanto al atuendo a los hombres les bastaba con llevar un traje oscuro y complementos en negro y una banda en el brazo como el caballero de la foto.
La viuda debía guardar luto total durante un año y 1 día y durante este tiempo vestía únicamente de negro evitando cualquier tejido que reflejase la luz así como las joyas o los adornos . El tejido por excelencia era el crep de seda, una gasa de aspecto arrugado muy pesada que desteñía malamente con la lluvia o el sudor. Se usaba en los vestidos, bonetes y también en el velo de viuda que servía para ocultar los sentimientos pues no era correcto llorar en público. Éste velo de doble capa y largo hasta el suelo era incómodo puesto que dificultaba la respiración y rozaba la piel de la cara provocando irritación incluso intoxicaciones o ceguera debido a los tintes utilizados.
Durante los siguientes meses el negro continuaba pero se admitían otros tejidos más brillantes como tafetán, terciopelo o brocados incluso joyas discretas de azabache. También eran comunes los broches con una foto o mechón de pelo del fallecido o las perlas simbolizando las lágrimas.
Finalmente, durante el alivio del luto, se permitía combinar el negro con colores como el blanco, gris, malva o lavanda
Y por supuesto nada de fiestas ni actividades divertidas. El lugar de una viuda, sobre todo durante los primeros meses del luto, era su casa.
En el caso de otros familiares los periodos de duelo duraban menos. Por hijos o padres se guardaba un año, por abuelos o nietos medio año. Por parientes más lejanos podrían ser únicamente semanas.
El caso es que era un lucrativo negocio y las tiendas lo sabían. Durante el máximo apogeo de la moda fúnebre la costumbre dictaba ponerse de luto en el momento en el que una persona fallecía y no como anteriormente que se esperaba al funeral. Cuando era posible las familias compraban la ropa con antelación pero si la persona moría repentinamente debían conseguir el atuendo correcto casi de un día para otro por lo que los grandes almacenes dedicaban departamentos en exclusiva para atender esta demanda con la mayor celeridad.
Guardar las galas de luto una vez terminado el periodo se consideraba de mal fario por lo que las familias se apresuraban a deshacerse de ellas. Esto dio lugar a un mercado de segunda mano para las clases menos pudientes que no querían quedarse atrás en la demostración de su dolor. Y quienes no podían permitirse tan siquiera comprar ropa usada solían teñir su ropa convencional.
Y la ropa interior? Solo algunas familias ricas se podían permitir sustituir la ropa interior que nunca se mostraba. Lo habitual era seguir llevando la misma, si acaso los lazos se sustituían por otros de color negro.
Otras curiosidades
En el momento de la muerte de una persona los relojes de casa se paraban en la hora de la defunción y los espejos se cubrían o volteaban hacia la pared.
Era habitual hacer fotos post mortem porque en ocasiones, sobre todo en los niños, éstas eran las únicas fotos que quedaban de recuerdo tras su fallecimiento y mejor esto que nada.
En los funerales solo los familiares más allegados vestían de luto como podéis ver en esta fotografía de los primeros años de la década eduardiana.
Mi vestido de luto victoriano
Al final de esta entrada os dejo los enlaces a las páginas que me han servido para documentarme. Y ahora sin más dilación os presento mi versión de lo que sería un vestido del segundo periodo de luto entre 1.885 y 1.889 con el polisón en su máximo esplendor. Quieres ver lo que llevo debajo? Te lo explico en mi entrada anterior
https://vistiendolahistoria.es/ropa-interior-de-epoca/
Para este traje he elegido popelín y brocado de algodón y lazo de terciopelo a juego del bonete que es auténtico de la época.
Las fotos corresponden a la sesión con Edu Varona, Marian Banderas, Arantxa Cortajarena y José San Francisco en el (maravilloso) Puente Vizcaya, más conocido como puente colgante y hoy reconocido como Patrimonio de la Humanidad.
Data de esta misma década y fue el primer puente transbordador del mundo, además sigue en uso transportando en su barcaza cientos de personas al día entre Getxo y Portugalete.
Para la sesión subimos a la pasarela superior para mostrar las vistas a mis colaboradores donostiarras jjj
Detalles, por Edu Varona
Mi luto es real
Efectivamente… este traje se lo dedico a mi abuelita que nos dejó en diciembre. Era modista y con ella tuve mi primer contacto con las telas y las máquinas de coser.
Agradecimientos
https://lilacandbombazine.wordpress.com/
https://www.racked.com/2018/3/29/17156818/19th-century-mourning-veil
https://www.claretallier.com/post/2020/07/07/mourning-cast-long-shadows-in-the-victorian-era
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